
La multinacional Philips presentó una demanda contra el gobierno mexicano, reclamando una compensación superior a mil millones de pesos tras el retiro de ventiladores médicos defectuosos adquiridos durante la pandemia de COVID-19.
Los equipos bajo cuestionamiento
Durante la emergencia sanitaria, México adquirió miles de respiradores a través de contratos directos para cubrir la alta demanda en hospitales. Sin embargo, poco después comenzaron a reportarse fallas técnicas y riesgos para la salud de los pacientes, lo que derivó en el retiro de varios lotes.
La postura de Philips
La compañía sostiene que cumplió con la entrega de los equipos conforme a los contratos firmados y que fue el propio gobierno mexicano quien incumplió con pagos y acuerdos posteriores. Philips argumenta que la exigencia de retiro fue desproporcionada y busca una indemnización por daños económicos y reputacionales.
Acusaciones de corrupción y negligencia
En la demanda también se mencionan posibles actos de corrupción y manejo irregular en las adquisiciones, lo que podría complicar aún más el caso. De acuerdo con documentos legales, Philips alega que hubo presiones indebidas y modificaciones contractuales fuera de los marcos establecidos.
El impacto en pacientes y hospitales
Más allá del litigio, el retiro de los equipos encendió alertas en el sistema de salud, ya que se trataba de respiradores utilizados en unidades de cuidados intensivos durante la crisis sanitaria. Expertos señalan que los fallos en estos dispositivos habrían puesto en riesgo la vida de pacientes, lo que añade un ángulo delicado de responsabilidad compartida.
Próximos pasos legales
El caso avanza en tribunales internacionales de arbitraje, donde México deberá defenderse de las reclamaciones millonarias. Este litigio podría marcar un precedente en la rendición de cuentas sobre las compras de emergencia realizadas en plena pandemia.
Una herencia de la crisis sanitaria
La demanda de Philips contra México refleja cómo las decisiones tomadas en el contexto de la emergencia por COVID-19 siguen generando consecuencias legales, económicas y sociales. La transparencia en los procesos de adquisición y la rendición de cuentas serán clave para evitar que se repitan escenarios similares en futuras crisis.