
El abasto de medicamentos en el sistema público de salud en México vuelve a colocarse en el centro del debate. Empresas farmacéuticas nacionales han acusado directamente a compañías extranjeras de ser responsables de los retrasos en la entrega de medicamentos a hospitales y clínicas del país.
Las acusaciones de la industria nacional
De acuerdo con representantes de las farmacéuticas mexicanas, los problemas no se deben únicamente a la gestión del gobierno, sino también a la falta de cumplimiento de contratos por parte de proveedores internacionales. Aseguran que estas compañías han presentado demoras logísticas, falta de inventario y problemas en la distribución, lo que impacta directamente en la disponibilidad de fármacos esenciales.
La postura de las extranjeras
Las empresas internacionales, por su parte, han respondido que los retrasos obedecen a factores externos como cambios regulatorios, procesos de importación más estrictos y dificultades en las cadenas de suministro globales. Señalan que los retos no son exclusivos de México, sino que afectan a distintos países tras la pandemia.
El impacto en hospitales y pacientes
Mientras la discusión entre farmacéuticas avanza, los efectos se resienten en el día a día de hospitales y clínicas públicas, donde algunos medicamentos han tenido que ser racionados o sustituidos. Pacientes y personal médico han expresado preocupación por la continuidad de tratamientos para enfermedades crónicas y padecimientos de alta complejidad.
El papel del gobierno
El gobierno federal asegura que trabaja para garantizar el suministro oportuno y suficiente, reforzando la logística de distribución y ampliando los contratos con diversos proveedores. Al mismo tiempo, insiste en la necesidad de mantener precios competitivos y condiciones justas, evitando que el sistema de salud dependa en exceso de compañías extranjeras.
Un problema estructural
Especialistas advierten que el conflicto revela un problema de fondo en la planeación del abasto de medicamentos, donde la dependencia de importaciones, la concentración de contratos y la falta de infraestructura de producción nacional hacen más vulnerable al sistema. La solución, dicen, requiere no solo ajustes inmediatos, sino una estrategia de largo plazo para fortalecer a la industria farmacéutica mexicana.