
La fase de grupos de la UEFA Champions League sigue regalando emociones, y esta vez el Copenhague y el Bayer Leverkusen firmaron un empate 2-2 que mantuvo a los aficionados al filo de sus asientos. Fue un partido de ida y vuelta, con goles, intensidad y un cierre de máxima tensión.
El inicio soñado del Copenhague
El conjunto danés salió decidido a sorprender al campeón de la Bundesliga. Apenas al minuto 16, Rodrigo Huescas, joven mexicano que milita en el equipo, se lució con una asistencia precisa para que Larsson abriera el marcador y desatara la euforia en el Parken Stadium.
Leverkusen intentó reaccionar, pero en su intento por empatar se encontró con un duro golpe: un autogol de Hatzidiakos, que puso el 2-0 parcial y llenó de esperanza a la afición local.
La reacción alemana
Con posesión y paciencia, comenzaron a inclinar la cancha a su favor. Alejandro Grimaldo encabezó la remontada, anotando el descuento con un potente disparo que venció al arquero del Copenhague.
El empuje alemán encontró recompensa en la recta final, cuando una jugada colectiva terminó sellando el 2-2 definitivo, resultado que refleja la personalidad y carácter del Leverkusen para no irse con las manos vacías.
Lo que deja el empate
Este resultado mantiene a ambos equipos con aspiraciones en un grupo que luce cada vez más disputado. Para el Copenhague, el desempeño de Huescas reafirma su proyección internacional, mientras que el Leverkusen demostró que tiene recursos para competir hasta el final, aunque no logró sumar de a tres.
La Champions League sigue mostrando por qué es el torneo de clubes más apasionante del mundo: ningún partido está decidido hasta el último minuto.