
Más conocido mundialmente como el legendario guitarrista de Guns N’ Roses, Slash ha encontrado en el cine un nuevo campo creativo paralelo a su exitosa carrera musical. Desde hace más de una década, el británico-estadounidense se ha dedicado a la producción cinematográfica, involucrándose en proyectos que le permiten reinventarse y combinar su pasión por la música y el séptimo arte.
Su más reciente desafío es el reinicio de Deathstalker, una película de espada y brujería original de 1983 que descubrió mientras trabajaba en la tienda Tower Video en Hollywood. Respecto a la cinta, Slash comentó que la encontraba mucho más entretenida y con mayor encanto que Conan el Bárbaro, destacando su humor y acción a pesar del bajo presupuesto.
Este reinicio no será una secuela ni un remake directo, sino un nuevo comienzo que busca capturar el humor, los diálogos ingeniosos, la acción y los monstruos de la película original. Para ello, Slash y su grupo de producción BerserkerGang eligieron a Steven Kostanski, director de The Void, quien compartía su visión de utilizar efectos prácticos sobre CGI.
Durante la producción, Slash viajó a Ontario para participar en un día de rodaje y colaboró en la banda sonora junto al compositor Bear McCreary y Chuck Cirino, quienes rehicieron el tema original con una banda en vivo.
El músico confesó que, desde que se convirtió en productor, su manera de ver películas cambió radicalmente. Citó a su amigo Keith Richards, quien dijo: “Una vez que tomas un instrumento y empiezas a tocar, pierdes el derecho a escuchar música como todo el mundo”. Slash explicó que lo mismo ocurre con el cine, ya no lo ve solo para disfrutar, sino que analiza cada detalle con mirada crítica, parte del proceso creativo.
Aunque le interesa la escritura y posiblemente escriba un guion basado en el libro Demon Copperhead, Slash no se ve a sí mismo como director, prefiriendo el rol productor que le permite convertir ideas en realidad.