La jornada laboral en México podría reducirse de 48 a 40 horas semanales, un cambio que ha generado un intenso debate en el país. La propuesta busca mejorar el equilibrio entre la vida personal y laboral de los trabajadores, otorgándoles más tiempo para el descanso y la convivencia familiar sin afectar sus salarios ni condiciones laborales. Se espera que las discusiones sobre esta iniciativa comiencen en el Congreso antes de que termine febrero de 2025.
La reforma plantea distribuir las 40 horas en cinco días de trabajo, con descanso obligatorio durante el fin de semana. Sin embargo, ha surgido preocupación entre los empleados sobre cómo se manejarán los tiempos de descanso y, en particular, qué sucederá con los horarios de comida.
La Ley Federal del Trabajo establece que el tiempo de comida es obligatorio, garantizando al menos 30 minutos de descanso para jornadas continuas. La propuesta aclara que este derecho no se verá afectado por la reducción de horas laborales. En caso de que un empleador no respete este derecho, los trabajadores pueden acudir a la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo (Profedet) para recibir asesoría.
A pesar de las ventajas que podría ofrecer esta reforma, también plantea retos significativos para las empresas, que deberán adaptarse a nuevos esquemas laborales sin comprometer su productividad.